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El desarrollo del embarazo

El desarrollo del embarazo
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La emocionante aventura de convertirte en madre ha comenzado y seguramente te intriga saber qué está pasando dentro de tu vientre. Acompañar el proceso de desarrollo de tu bebé ayudará a vincularte con él desde el primer momento.

Primer mes


Después de la concepción, cuando el óvulo y el espermatozoide se unen y combinan su información genética, se forma el embrión, una bolita con cientos de células que se dividen continuamente y que viaja por una semana a través de las trompas de Falopio hasta implantarse en el útero.
Pasada la implantación, una parte de esa bolita se convierte en la placenta, la cual produce la hormona del embarazo —gonadotropina coriónica humana— y esta, a su vez, propicia el aumento de dos hormonas importantes: estrógeno y progesterona.
A la par de este proceso comienza la constitución del saco amniótico que protegerá al bebé a lo largo del embarazo.
El tubo neuronal y la cabeza comienzan a formarse. Las células que formarán el corazón empiezan a latir.


Segundo mes

El embrión ahora tiene el tamaño de una lenteja. Ya es posible distinguir su cabeza, apenas más grande que el resto del cuerpo. Nariz, boca y orejas comienzan a formarse. Su corazoncito, ya con cuatro cavidades, late entre 100 y 160 veces por minuto. La piel es transparente. Los intestinos inician su desarrollo.
Se empiezan a formar los sistemas nervioso, circulatorio y digestivo; su esqueleto adquiere forma; el cordón umbilical está en desarrollo y la placenta comenzará a pasar nutrientes.
Hacia el final del segundo mes, ya es del tamaño de un frijolito. Podríamos decir que es un frijolito saltarín porque se mueve mucho y da vueltas, aunque tú como mamá no lo percibes porque todavía es muy pequeño.


Tercer mes

Tu hijo ahora tiene el tamaño de una uva y mueve mucho sus extremidades, ya que es justo en este mes cuando se desarrolla el reflejo patelar, una contracción involuntaria de las piernas. Las orejas ya están totalmente formadas y sus ojos también se han completado.
Este primer trimestre es sumamente importante porque es el periodo en el que los órganos vitales comienzan su formación y crecimiento. El cerebro, el hígado, los riñones y los intestinos ya están en su lugar, comenzando a funcionar, pero aún seguirán desarrollándose. Además, es a partir de ahora cuando el riesgo de un aborto espontáneo se reduce considerablemente porque el embrión inicia su fase fetal.
Aunque el sexo del bebé se determina desde la concepción, gracias al cromosoma que porta el espermatozoide que logra fecundar el óvulo, los órganos sexuales siguen en desarrollo y todavía no se pueden ver bien.
Sus células nerviosas continúan multiplicándose. Para este momento ya puede cerrar y abrir sus manitas, además tiene la capacidad de curvar los deditos de sus pies. Detalles como los dedos de sus manos, las uñas y hasta los vellitos comienzan a definirse. Sus ojos y orejas están casi en la posición final. Los órganos del gusto aparecen en la lengua; abre y cierra la boca. Sus riñones ya funcionan. Al final de este primer periodo tiene formadas completamente sus huellas digitales.


Cuarto mes

En este momento, tu bebé mide alrededor de nueve centímetros y es del tamaño de una cebolla. Todas las estructuras ya están formadas, tanto por dentro como por fuera. Su cuerpo crece más que la cabeza, sus brazos se alargan, todo el cuerpo se recubre de un vello fino llamado lanugo que más tarde se caerá. Respira líquido amniótico, el cual le ayuda a formar sus pulmones. Afortunadamente, este líquido está cambiando constantemente y se renueva a sí mismo cada tres horas.
Las uñas están creciendo y lo harán a lo largo de todo el embarazo, es por eso que muchas veces al nacer vemos que ya es necesario cortarlas.
En este mes, tu bebé ya tiene toda la energía para girar, impulsarse y dar volteretas. Ya mueve los ojos, frunce el seño y hasta se chupa el dedo. Además de las uñas, también crecen su cabello, cejas y pestañas. La carita comienza a tomar forma.
Regularmente, de las semanas 16 a la 20 de embarazo, ya puedes saber el sexo de tu bebé a través de una ecografía. Pero ten paciencia en caso de que debas esperar un poco más: a veces sucede que está en una posición que no permite ver con claridad si es niño o niña.


Quinto mes

Tu bebé es del tamaño de una toronja; está dedicado a crecer y ganar peso. Ya mide hasta 25 centímetros y pesa aproximadamente 245 gramos. Se ve como un recién nacido en miniatura. Se alimenta a través del cordón umbilical que le brinda los nutrientes y el oxígeno necesario.
Las áreas del cerebro que controlan los sentidos empiezan a funcionar, de manera que ya puede escuchar los sonidos que provienen del exterior. Tiene intervalos de sueño regular, por lo que duerme cuando tú duermes.
Su piel empieza a ser menos translúcida; poco a poco se va pigmentando. Todavía se ve arrugadita porque la formación de grasa es más lenta que la de la piel.


Sexto mes

Ahora que tu bebé es del tamaño de una jícama, ya puedes percibir sus movimientos y compartir con tu pareja la hermosa experiencia de sentir a tu hijo. Algunos bebés responden a sonidos y caricias fuera de la panza. Se fortalecen sus músculos, huesos, órganos y tejidos. Inicia la actividad cerebral ligada a los sistemas auditivo y visual. Tu bebé ya registra ondas cerebrales intensas. El sistema límbico, encargado de regular las emociones, se está desarrollando. Los dientes de tu pequeño ya viven escondidos en las encías.


Séptimo mes

Estás arrancando el último trimestre del embarazo. Tu bebé ya tiene el tamaño de una lechuga y durante los últimos meses crecerá el doble.
Tu pequeño puede agarrarse los pies y mover sus manitas para hacer un puño. Comienza a abrir los ojos y a distinguir la luz de las sombras. Su sensibilidad se encuentra más desarrollada, por lo que ya percibe tus caricias a través del útero. ¿Sientes movimientos diferentes? Es porque tu bebé ya estornuda y tose. Aunque no te des cuenta, ya tiene una rutina de actividad y de inactividad.
El latido de su corazón es fuerte y lo puedes escuchar con un estetoscopio. Incluso, tu pareja podría percibirlo tan solo poniendo su oreja contra tu panza.
El aparato auditivo está terminando de formarse. En unas semanas más se volverá realmente sensible a los sonidos. También ha ido desarrollando la capacidad de regular su temperatura corporal.
Hacia el fin de mes, los pulmones ya se habrán desarrollado lo suficiente como para que pueda respirar aire; de manera que, si por cualquier complicación tu bebé tuviera que nacer de manera prematura, sería capaz de vivir sin tanta intervención médica.


Octavo mes

Tu bebé, ahora del tamaño de una piña, ha crecido considerablemente. Mide alrededor de 45 centímetros y pesa alrededor de 2 kilogramos. Sus huesos se están endureciendo, lo que significa que las pataditas y los movimientos que realiza se sentirán cada vez más fuertes.
Todos los órganos y sistemas que necesita para sobrevivir están totalmente formados. Aunque sus sistemas nervioso e inmunológico siguen madurando, está listo para nacer.


Noveno mes

Tu bebé ya es del tamaño de una sandía. Puede que el movimiento disminuya en las últimas semanas de embarazo, pues cada vez tiene menos espacio.
En este mes empieza a buscar la posición más adecuada para nacer: con la cabeza hacia tu pelvis. Los huesos de su cabeza son flexibles para facilitar el nacimiento.
Si tu bebé es niño, sus testículos descenderán a su escroto.
Aunque está listo para nacer en cualquier momento, entre más tiempo pase dentro del vientre será mejor para el desarrollo de su cerebro. Estas últimas semanas sirven para que tu bebé gane peso, aumenten sus conexiones neuronales y crezca su pelo.
Tu pequeñín sabrá cuándo es el momento de conocerte. Confía en la sabiduría de la naturaleza y de tu cuerpo.

El embarazo es una especie de milagro que demuestra que un hombre y una mujer pueden conspirar para obligar a Dios a crear una nueva alma.
Robert Anton Wilson

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