Tu bebé y tú: conociendo un mundo nuevo
La llegada de un nuevo integrante a la familia trae cambios para todos. Los ritmos se verán afectados por la llegada del bebé, y esto es normal.
La naturaleza es muy sabia y diseña a los bebés para que nos enamoremos de ellos: son suavecitos, huelen rico, nos causan una inmensa ternura, verlos dormir o sentirlos acurrucados en nuestros brazos o pecho es una de las experiencias más hermosas que podemos vivir.
Conocerlo te tomará algunas semanas. No te angusties, si confías en ti y estás alerta a sus señales, poco a poco irás descifrando lo que necesita. Las mamás desarrollan un gran instinto y un excelente oído para entender qué pasa con su hijo.
Al principio puede ser que llore y siempre pienses que tiene hambre, pero al paso de los días, semanas y meses, te darás cuenta de que a veces sí lo hace por hambre; pero otras, porque necesita un cambio de pañal o tiene sueño y necesita ayuda para lograr dormir.
Las primeras semanas pueden ser muy cansadas para ti y tu pareja, ya que su sueño será interrumpido varias veces durante la noche por un bebé que necesita comer.
Habrá ocasiones en que los llantos los hagan sentir frustrados o desesperados. Calma, amor y paciencia son las claves para encontrar el modo.
Tu bebé es muy pequeñito, no tiene forma de comunicarse más que llorando. Cuando tiene hambre, siente incomodidad o frío por un pañal mojado, cuando le aprieta un calcetín, es su única forma de pedirte ayuda. Así que la paciencia es clave.
Relájate, llénalo de amor, míralo, cuídalo, bésalo, apapáchalo.
Los momentos de cercanía, tus caricias, son el lenguaje que él está aprendiendo. La forma en que lo cargas y abrazas le transmite tu amor y seguridad. Estar cerca de tu corazón lo tranquiliza, recuerda que durante nueve meses estuvo dentro de ti escuchando tu latido; esto le da paz y seguridad.
Los olores también son importantes para tu bebé, te darás cuenta si estás lactando, cómo al acercártelo al pecho rápidamente voltea su carita hacia ti. Hueles a leche, a mamá; a amor.
Disfruta con tu pareja esta primera fase de enamoramiento de su bebé: apapáchenlo juntos y aprendan sobre todos los cuidados que requiere un recién nacido.
Compartan responsabilidades, vayan alternando quién cambia el pañal cada vez. Es verdad, son actividades no tan lindas, pero los llevarán a descubrir el amor incondicional.
Vienen muchos años de sorprenderse con su desarrollo. Aprenderán a lo largo de este tiempo a ser mamá y papá. Participen activamente en este proceso.
Aprovechen las maravillas de verlo crecer. Disfruten bañarlo, darle su mamila, acurrucarlo para que se duerma, ver sus primeras sonrisas, su primera carcajada, sus logros, cómo puede sentarse por sí solo, gatear, alcanzar el juguete deseado, pararse agarrado del barandal de la cuna, empezar a caminar.
Y esto es solo el primer año de vida, el inicio de la gran aventura en la que deben tener muy presente que todo el amor que le brinden, los límites, las rutinas, los horarios, la estructura estará contribuyendo a que su bebé tenga una vida sana, a que su personalidad se vaya conformando con base en amor y seguridad.