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Una fuerza esencial para una edad madura digna y saludable es el bienestar emocional. En la vejez particularmente, mantener la satisfacción es la base de un estado saludable.

Llegar a la tercera edad no se trata de acercarse al final, sino de tener una perspectiva plena de la vida, que se ha logrado gracias a la riqueza de la experiencia.

Para evitar que el deterioro natural sufrido en el organismo con el paso del tiempo se convierta en una serie de enfermedades crónicas, hay que sumarle al ejercicio y la buena alimentación una actitud activa y positiva: proponerse objetivos que aporten significado a la existencia y fomentar una relación rica con el entorno. Aislarse no es opción.

Llevar un estilo activo va más allá del ejercicio: se trata de participar más en la vida de tus seres queridos —familiares y amigos— y de tu comunidad; darle utilidad a la visión que has adquirido con los años para hacer todas aquellas cosas que por tu ritmo quedaron a un lado; marcarte retos y metas que hagan la rutina más agradable: asumir ciertas responsabilidades, aprender una nueva actividad, salir de paseo.

Otro aspecto fundamental es ejercitar la actividad mental por medio de acciones que impliquen concentración, memoria y aprendizaje. Es natural que a esta edad las capacidades cognitivas disminuyan, pero puedes bajar el ritmo de ese deterioro activando tu mente.

Lo más importante para mantener tus emociones positivas es tomar un papel activo en las decisiones que te afectan, eso mantendrá presente el significado que le has dado a tu vida.

Sigue estos consejos para mantenerte lo más activo posible:

  • Realiza esa actividad o pasatiempo que te apasiona, pero que postergaste en años anteriores: jardinería, clases de pintura, baile o incluso nuevos estudios académicos. Además de tener la satisfacción de enriquecer tu vida con algo que siempre quisiste hacer, mantendrás tu mente ágil.
  • Si ya tienes nietos, involúcrate en sus intereses y actividades. Comparte con ellos tu historia y la de tu familia.
  • Frecuenta a tus amistades o parientes y cultiva la relación con ellos. Es esencial, para mantener una buena salud emocional, evitar el aislamiento, y en cambio, alimentar tu vida social.
  • Enseña a los demás algo de lo mucho que has aprendido. Ya sea con tus compañeros de trabajo, amigos o familiares, comparte tus conocimientos y experiencias.
  • Promueve la intimidad con tu pareja. La práctica de la sexualidad es enriquecedora emocional y afectivamente.
  • Da dirección a tus hijos, aunque ya no les digas qué deben hacer, un buen consejo siempre es bien recibido.

“Envejecer no es juventud perdida, sino una nueva etapa de oportunidad y fuerza”
Betty Friedan

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