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El misterio de saber quién eres

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La mujer que tiene éxito en su trabajo, en la educación de sus hijos, en la vida, es aquella que se conoce, acepta y busca superarse cada día. Ser madre soltera no te define, al contrario es una oportunidad para demostrarte de todo lo que eres capaz y descubrir la mejor versión de ti.

Conócete

Una condición básica para conocerte es comprender tu cuerpo, saber que las mujeres tenemos cambios hormonales en las diferentes etapas de la vida. Esto es normal, el reto está en no tratar de combatirlos y aprender a convivir sanamente con ellos para que no nos afecten de más.

Es importante conocer también nuestros sentimientos y emociones. Es decir, ¿por qué te portas así con algunas personas?, ¿por qué te enojas cada vez que te encuentras a tu cuñada?, ¿por qué te desesperas con tus hijos?, ¿por qué te pones triste si tu jefe te habla fuerte? Las emociones no son ni buenas ni malas, todo dependerá de cómo las encaucemos y utilicemos.

  • Ten presente la razón. Gracias a ella decidimos qué queremos de nosotras mismas: si ser personas tristes y amargadas o mujeres alegres y optimistas.
  • La vida te va a presentar problemas y situaciones difíciles, al igual que momentos inolvidables y cosas buenas. La vivencia dependerá de la actitud con que la enfrentes.
  • Sé honesta. No trates de ocultar o minimizar ciertos aspectos de ti.
  • Identifica tus cualidades, fortalécelas y sácales provecho para ser mejor persona.
  • Reconoce tus defectos y trabaja en ellos para restarles fuerza. No los utilices para quejarte o justificarte. A continuación te presentamos ocho defectos típicos que compartimos hombres y mujeres. Identifica cuál predomina en ti.
    • Crítica: eres superficial y dices lo que se te ocurre sin reflexionar en que puedes herir a los demás. Opinas por quedar bien o aparentar que estás enterada de todo. Solo ves lo negativo en los demás.
    • Egoísta: te gusta ser el centro de atención, que todo gire en torno a ti, lo demás te tiene sin cuidado.
    • Soberbia: te crees capaz de todo y que no necesitas la ayuda de otros. Te sientes más inteligente y valiosa que los demás.
    • Impulsiva: no toleras que se opongan a tus decisiones, criterio o intereses. Siempre tienes la razón. Actúas bruscamente según tus estados de ánimo.
    • Vanidosa: Te crees mejor que los demás y quieres acaparar la atención.
    • Sensual: Satisfaces siempre tus propios gustos y te dejas llevar por lo que mandan tus sentidos.
    • Sentimental: Eres muy sensible, cualquier cosa te conmueve, hiere o molesta. Te dejas llevar por tus estados de ánimo y todo lo juzgas emocionalmente.
    • Racional: Todo lo pasas por la razón. Eres muy dura en tus juicios u opiniones hacia los demás.
    La mayoría tenemos varios de estos defectos. Lo importante es buscar momentos para reflexionar cuál predomina y trabajar en él. Al hacerlo consciente podemos manejarlo e incluso eliminarlo. Si se te dificulta saberlo, haz un recuento de tu día, identifica tus fallas y el porqué. Al poco tiempo te darás cuenta de que generalmente la razón es la misma: ese defecto.

Acéptate

Una vez en el camino de conocernos mejor, proceso que nunca termina, viene algo importantísimo: la aceptación. Hay muchas personas que se conocen a sí mismas, que saben cómo son, pero no se aceptan: se quejan de ellas y viven pensando en cómo les gustaría ser. La aceptación es clave para la evolución personal y el primer paso para empezar a construir lo que quieres.

  • Reconcíliate contigo misma. Al aceptarte encontrarás dos tipos de escenarios, uno sobre las cosas que no puedes cambiar; y otro de las que sí. Algo que no podrás cambiar, por ejemplo, es tu aspecto físico, la forma de ser de tus hijos o tu realidad. Tener el panorama claro te ayudará a trabajar en las cosas que sí puedes mejorar y a aprender a vivir con las cosas que no.
  • ¡No te compares! Siempre vas a encontrar personas que tienen más que tú: física, intelectual, social y económicamente; pero también hay muchas otras que tienen menos que tú. Cada individuo es único y diferente, y son esas diferencias que nos hacen ser quienes somos.
  • Valora lo que tienes. Disfruta tu vida y no estés pensando en aquello que te falta o deseas. Agradece cada instante y vívelo al máximo con la gente que te rodea.
  • Aprende de tu pasado. Cada experiencia de vida es una lección de la cual debemos aprender y tomar lo mejor. No vivas arrepentida ni con reproches.

Supérate

Por último, hay que hablar sobre la posibilidad de crecer y ser mejores. Superarse es vencer los obstáculos que no permiten que te conozcas y te aceptes tal y como eres. No significa ser más que los otros, sino ser mejor tú misma. Cualquier momento y situación en tu vida es una oportunidad para conocerte, aceptarte y superarte, aprovecharla depende de ti.

  • Convierte lo negativo en positivo. Por más difícil que se te presente la vida, trata de encontrar oportunidades de crecimiento y aprende a ver la vida desde otra perspectiva.
  • Identifica lo que te afecta y elimínalo de tu vida. Trata de no darle importancia al “qué dirán”, busca tu propia felicidad y no permitas que se lastime tu autoestima.
  • Plantéate metas que alimenten tu cuerpo y tu alma.
  • Trabaja en tus virtudes. Para contrarrestar los defectos que ya mencionamos, hablaremos de la virtud para disminuirlo. Una virtud es un hábito bueno, repetido muchas veces.
    • Caritativa (vs. crítica): No hablar mal de los demás ni tenerles envidia. No juzgar ni creer lo que te digan.
    • Generosa (vs. egoísta): Dar al otro lo que realmente necesita, no lo que te sobra o te conviene darle.
    • Humilde (vs. soberbia): Realizar tus actividades sin buscar reconocimiento. Saber cómo pedir consejos.
    • Paciente (vs. impulsiva): Controlar tus impulsos y estados de ánimo. Pensar antes de actuar.
    • Sincera (vs. vanidosa): Buscar el bien de los demás y no el propio.
    • Recta (vs. sensual): Ser una mujer enérgica y disciplinada contigo misma, especialmente en el control de los sentidos.
    • Realista (vs. sentimental): Dominar los estados de ánimo, sabiendo que, aunque eres muy sensible, se deben encauzar y controlar.
    • Espíritu de fe (vs. racional): Aprender a aceptar que por algo pasan las cosas en tu vida.

Este trabajo de introspección es un proceso largo en el que debes ser constante, paciente y disciplinada para comenzar a ver cambios en ti. Para lograrlo más fácilmente, te puede ayudar un programa de vida personal en el cual establezcas fechas y medios para ir realizando cada una de tus metas personales. Siéntete orgullosa de ser mujer y madre soltera; no una más, sino una que es especial y única, que se conoce, acepta y supera todos los días. Conviértete en la inspiración de tus hijos y enséñales con tu ejemplo a ser mejores de adentro hacia afuera.

El que conoce a otros es sabio. El que se conoce a sí mismo está iluminado
Lao Tzu

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