El ciclo de la vida

La vida inicia y lleva su ritmo y curso a seguir. Nacemos y el impulso vital que tenemos nos lleva a crecer, a madurar, a irnos llenando de nuevas experiencias y aprendizajes.

El ciclo tiene su orden, inicia con la infancia, para luego pasar por la adolescencia, la adultez, la vejez y finalmente la muerte. Desde que nacemos, la única certeza que tenemos es que un día se terminará nuestra existencia.

Y entonces ¿cuál es la finalidad del ciclo de la vida? Cada quien puede tener una perspectiva única. Lo que sí sabemos es que venimos a aprender, a adquirir experiencias y que es por estas cosas que iremos madurando a lo largo de la vida. Sabemos que el desarrollo físico nos va llevando por estas etapas y que en cada una tenemos retos y grandes momentos por vivir. Piensa en los buenos recuerdos que tienes de tu infancia ¿cómo te divertías?. Seguro viviste el placer de saltar un charco, brincar bajo la lluvia, embarrarte el betún del pastel de chocolate o disfrutar la delicia de una paleta helada de limón. Y después ¿en tu adolescencia? seguramente tienes recuerdos emocionantes de tus primeras fiestas o de cuando le diste la mano al chico o a la chica que te gustaba… y ¿el primer beso?.

Así es la vida, una aventura para disfrutar. Y todos sabemos que siempre puede haber piedras en el camino, a todos nos tocan, pero lo importante será en qué nos queremos enfocar. Si uno vive haciendo conciencia de lo maravillosa que es la vida, podemos darle sentido, apropiarnos de cada experiencia que nos toque vivir. Vivir con conciencia plena, hace que uno realmente sienta que cada momento y cada minuto sean valiosos, que el mundo esté lleno de sorpresas por descubrir.

La única constante que tenemos en la vida es el cambio. Así que podemos confiar en que estamos perfectamente diseñados para adaptarnos, cambiar, crecer, superar obstáculos y pérdidas. Está en nosotros tener la voluntad de disfrutar y vivir cada día con plenitud.

Consejos para vivir una vida plena:

• Agradece por todo lo que tienes. Enfócate en todas las cosas buenas de tu vida.
• Practica una actividad física.
• Desayuna diariamente. Busca darle a tu cuerpo alimentos sanos, que realmente lo nutran. Es tu cuerpo, el equipo con el que te enfrentas cada día a la vida: cuídalo.
• Sé asertivo. Esto se trata de decir sí o decir no cuando así lo quieres. Defiende tus derechos. Practica hablando desde el yo: yo quiero, yo pienso, yo necesito, yo considero.
• Enfrenta los retos que se te presentan. Posponer eventos o tareas que nos cuestan trabajo o que no nos agradan hacen que vayamos generando más tensión. Como decía mi abuelita: “éntrale al toro por los cuernos”.
• Saluda y sonríe con las personas que te rodean. Sonreír mejora tu estado de ánimo, y vas a ver que si saludas y sonríes pasarás mucho mejor tu día.
• Escucha música que te haga sentir bien. Canta si te gusta. La música nos puede llenar de alegría y lograr que cambiemos nuestro estado de ánimo y tengamos una actitud más positiva.
• Acepta y disfruta la etapa que estás viviendo. La vida está llena de subidas, bajadas, momentos alegres, tristes, divertidos y también dificultades, pero siempre tenemos la oportunidad de aprender algo, de transformar las experiencias y ganar sabiduría y madurez. ¡A vivir!