SOCIOS EN ARMONÍA

El poder de la mente en el cuerpo

Es indudable que, a veces, resulta imposible cambiar muchas de las cosas que nos suceden, pero sí podemos transformar la forma en que las vivimos, y cómo dejamos que nos afecten.

Cabe mencionar que, con frecuencia, suele separarse la enfermedad física de la psicología; todo lo que agravia y toma forma de padecimiento, así como aquello que solo se siente a nivel mental/emocional.


En gran medida, es esta perspectiva la que hace que ni una ni otra logre sanarse por completo y, en consecuencia, su presencia se convierta en un círculo de enfermedades crónicas y estados de ánimo constantes y repetitivos, para los cuales, podemos pasar la vida buscando solución.

Sobre este tema, diversos estudiosos han dedicado gran parte de su vida. Se ha demostrado que la mayor parte de las enfermedades que padecen las personas, tienen relación directa con la personalidad, el estado de ánimo, el estilo de vida, etcétera.

Este análisis parte de un principio básico: el ser humano es integral, es decir, sería incoherente pensar que la energía que rodea toda nuestra vida y sus cambios no tuviera repercusión en nuestros órganos.

Desde que llegamos a este mundo, nuestro cuerpo comienza a interactuar, de muchas maneras, con el exterior, pero también, con las emociones que resultan de las relaciones que establecemos con las personas.

Si en este proceso, la persona en cuestión, transcurre por un momento traumático, en consecuencia desarrollará miedos, bloqueará sus emociones y, probablemente, no las gestionará adecuadamente. Entonces, aparece la enfermedad física, es decir, surge un desequilibrio en lo que integra el cuerpo armónico. Esto se conoce como enfermedad emocional, especialidad de la cual se encarga la medicina psicosomática.

La investigadora, escritora, terapeuta y especialista en el tema y en Ciencia de la Mente, Louise Loony Hay, dedicó gran parte de su carrera y vida al estudio y la relación entre las causas psicológicas y espirituales, así como la aparición de las enfermedades.

Ella afirma que “con el fin de eliminar para siempre un trastorno, debemos trabajar primero en disolver la causa mental, tomando en cuenta que el síntoma solo es un efecto externo”.

El cuerpo nos está diciendo algo y, de esta forma, se entiende que ni la disciplina ni la voluntad funcionen, ya que éstas conviven con el efecto externo, y la mala hierba hay que arrancarla desde adentro.

Para que comiences a disolver la causa, te compartimos algunas de las probables pautas mentales que se esconden en tres órganos del cuerpo, y el uso de ciertas afirmaciones para definir un nuevo ejemplo de vida.

1.- Garganta Es la vía, por medio de la cual, nos hacemos escuchar, nos comunicamos con el mundo, aquella que nos da “voz” y el canal primario de expresión y creatividad. Por lo tanto, quien frecuentemente sufre de enfermedades como anginas o amígdalas, proyecta una fuerte imposibilidad de expresar emociones.

Ese miedo conlleva a la frustración de no poder ser considerado por falta de confianza y, con ella, una profunda cólera reprimida. Así, la frase “sentí un nudo en la garganta”, hace referencia al dolor que implica la impotencia de no poder compartir un sentir; una necesidad sofocada de hacerse valer.

Afirmaciones para sanar:
-Es mi derecho satisfacer mis necesidades. Con facilidad y amor pido lo que necesito.
-Abro mi corazón y canto las alegrías del amor. Mi bien fluye libremente.
-A través de mí se expresan las ideas divinas. Estoy en paz.

2.- Riñones Canal procesador de agua más importante, ahí se resguardan traumas y temores. Los riñones son los encargados de mantener el equilibrio y la presión de los fluidos corporales, por lo cual, quien padece enfermedades relacionadas con dichos órganos, se mantiene en constante desbalance emocional, lo cual, lo lleva a ser incapaz de tomar decisiones respecto a sus necesidades.

En general, las personas más emocionales, aquellas que viven en mayor medida preocupados, son quienes se enferman continuamente. Éstas suelen caracterizarse por tener problemas con la crítica, la decepción, el fracaso, y la vergüenza. En el caso de los cálculos renales, se entienden como la acumulación de temas que el individuo ya no necesita para sí y, por tanto, bloquean la corriente y producen congestión.

Están asociados con cuestiones de enfado no disuelto. Como vía para desechar, los riñones funcionan para limpiar el cuerpo de ideas negativas, las cuales, buscan ser liberadas.

Afirmaciones para sanar:
-En mi vida obra siempre la Recta Acción Divina.
-El resultado de cada experiencia es siempre el bien.
-Estoy a salvo creciendo.
-Disuelvo con facilidad todos los problemas pasados.

3-. Hígado El órgano de los enojos. De todos, es el que, de manera inmediata, sufre los estragos de la emoción, mediante la famosa bilis.

Lo curioso es que no solo funge como sede del enojo, la ira, el miedo, la indignación y el odio, a su vez, también alberga las acciones primitivas, aquellas que el ser humano conserva como parte de su instinto animal.

Los individuos con problemas recurrentes en dicho órgano, suelen quejarse constantemente y justificarse a manera de autoengaño. Por otra parte, se destacan por la necesidad de tener el control, y estar en un estado de permanente nostalgia sobre lo que pudo haber sido.

Afirmaciones para sanar:
-Amor, paz y alegría, eso es todo lo que conozco.
-Mi mente está libre y despejada. Dejo el pasado y avanzo hacia lo nuevo. Todo está bien.
-Este momento es todo alegría. Elijo saborear la dulzura de hoy.

Por complicado que aparente ser, identificar la relación entre la enfermedad física y la emoción que la causa no es tan difícil. La clave está en tornar la mirada hacia nosotros y observarnos, conocernos, tomar conciencia de qué es lo que sentimos sin quedarnos en la superficie. Bien decía Louise Hay: “Ámate a ti mismo. Amarte a ti mismo es la cura y el camino hacia la paz”.



¿Con qué frecuencia te enfermas?
¿Cuál es tu órgano enfermizo?
¿Qué emoción crees que estés conteniendo?


#SociosEnArmonía

Te puede interesar

Cuéntanos