SOCIOS EN ARMONÍA

¿Te resulta difícil alcanzar tus objetivos?

¿Cuántas veces decimos al ratito lo hago?, o ¿todavía tengo tiempo? La costumbre de dejar las cosas para después, ocasionalmente puede que no nos parezca tan seria.

Sin embargo, el hábito de postergar todo puede perjudicarnos a niveles inimaginables. Y es que, en realidad, habla más de qué tan dispuestos estamos a proponernos metas y alcanzar objetivos. A veces no nos damos cuenta que a quien afectamos es a nosotros.


Te invitamos a explorar aquellos motivos, sensaciones y pensamientos recurrentes que nos hacen postergar nuestras actividades, a fin de identificarlos y hacer algo al respecto.

Aunque no lo parezca, la postergación no se debe a una causa completamente externa, la mayor parte de la responsabilidad recae en nosotros. Los motivos y razones son diversos, pero la finalidad es que tomes conciencia de ti mismo, sin juicios ni dureza, con el objetivo de que puedas tomar acción sobre ello.


¿Qué es la postergación?
Para entenderlo en un término más amplio, podemos utilizar la palabra procrastinar, es decir: “la acción del hábito de aplazar actividades o situaciones que deben atenderse sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables”.

Esto significa que su presencia está relacionada con algo que no quiere ser experimentado o afrontado por la persona, en específico, pues va de la mano con emociones negativas relacionadas al miedo, la inseguridad, enojo, etc.


Sistema de creencias
Todos, como seres humanos nos regimos por un sistema de creencias que nos definen, en realidad a un nivel profundo, dicho sistema se conforma de todas las ideas y reglas que hemos aprendido.

Este punto es fundamental, pues su relación con la postergación tiene que ver con el hecho de sentirnos aptos o no para resolver una tarea, sea cual sea. De acuerdo a la personalidad, algunas personas evitarán unos trabajos a otros, pero el origen es el mismo: sus creencias.

Aquí es importante enfatizar en que lo que pensamos, incluyendo acerca de nosotros mismos, es solo una precepción creada de acuerdo a nuestra historia de vida, es decir, que la mayoría de lo que creemos al menos en un 90%, no es nuestro, sino heredado y enseñado.

He aquí el verdadero reto para trabajar la procrastinación, pues para lograr superarla se debe replantear nuestro sistema de creencias para definir qué es aquello que realmente somos con confianza y decisión.


Es un ciclo vicioso
Recuerda algo siempre, todos dejamos mucho de lo que debemos hacer, para después. Ya sea en mayor o menor medida. Pero en general siempre habrá alguna situación que se prefiera evitar. Es importante tener conciencia de ello, de lo contrario se convertirá en un ciclo sin fin.

No atender lo que se debe, genera ansiedad y en muchas ocasiones culpa, creando un desgaste de energía amplio. Sin embargo, la misma inseguridad hace que no se concluya la tarea.

Como respuesta final, la persona termina por obtener una imagen de sí, desvalorizada. Se debe de entender que procrastinar no es un asunto relacionado con no querer avanzar, sino del manejo de tus emociones. Permítete sentir, sé valiente. La recompensa será grande.


No siempre es malo
Como todas las cosas, postergar también involucra un aspecto positivo, el cual se relaciona con el hecho de saber en qué momento debes tomarte un tiempo para ti.

En especial, con temas de salud y descanso. Ponernos un alto, del mismo modo es sano, sé honesto contigo e identifica cuándo puede ser bueno para tu integridad.



¿Con qué frecuencia postergas?
¿Cómo organizas tus tareas?
¿Cómo te ha perjudicado? Si es el caso

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