Parece que fue ayer cuando todavía éramos casi sus héroes, ahora quieren estar solos y cualquier cosa es pretexto para opinar diferente. ¿Qué pasó?
Simplemente crecieron y están haciéndose de sus propios recursos para en algún momento empezar a caminar solos.
Todos los padres nos hemos topado con que un día nuestro hijo empieza a cambiar de voz, una ligera sombra negra se muestra arriba de su boca, lo que es la promesa de un bigote. Si tenemos hijas el cambio puede ser más temprano y las muñecas en su bolso han cambiado por un perfume o una crema de labios, ¿qué pasó?, ¿en qué momento?
Los fines de semana donde una película o una caminata al parque eran suficientes, parece que se acabaron. Ahora tienen una "agenda propia", resulta ser más interesante visitar a su mejor amigo que a su abuelita. Volvemos a preguntarnos ¿qué pasó?
Resulta que nuestro pequeño retoño es un adolescente. Lo primero que debemos tener en cuenta los padres es que la palabra ‘’adolescente’’ quiere decir ‘’adolecer de conciencia’’.
¿Por qué? Porque están formando su conciencia. Es una separación necesaria de los padres para conformar su propio mundo.
Además no debemos olvidar nunca los cambios físicos por los que pasan, las hormonas al tope, la importancia de pertenecer, la vergüenza de estar en un cuerpo con dimensiones un poco raras para ellos. Todo esto hace que nuestros chicos se sientan inseguros, con frustración y a veces enojo. De ahí su rebeldía, el cambiar del día a la noche de opinión y gustos, todo para encontrar su propia identidad. Y entonces, ¿qué hacemos?
- Recordar que nosotros fuimos adolescentes también, que hubo un momento en que sentimos todo eso y no había forma de entender a nuestros padres.
- A pesar de que habrá momentos en los que no sabremos nosotros mismos cómo actuar, es importante hacerlo siempre desde el amor y recordando que es primordial mantener ciertas reglas, por su propia seguridad de nuestros hijos.
- Predica con el ejemplo. No pidas algo que tú no haces o no impongas normas que tú mismo no respetas. Los padres somos las referencias de nuestros hijos. Irles dando espacios de autonomía con normativas claras. Que entienda que las libertades van de la mano de la responsabilidad.
- Estimula sus puntos positivos, como por ejemplo el amor al deporte o a la música, lo que a él o ella les guste.
- Aprender a negociar con ellos es vital. Hay cosas que no tienen vuelta de hoja, como por ejemplo lo referente al alcohol o las drogas, pero otras reglas pueden irse moviendo de conformidad a la madurez que nos muestren.
- Desarrollar paciencia, esa será la clave en este periodo. Comprender a lo que ellos se enfrentan, nos dará fundamentos de empatía básicos.
Todo reside en mirar desde el corazón a nuestros hijos. Y a pesar de lo difícil que pueda parecer, sonreír y esperar que la transición pase pronto.
¿Tienes un hijo adolescente?
¿Qué es lo que más te cuesta trabajo con él o ella?
¿Qué te gustaría saber para entenderlos?
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