Es inevitable pensar que cualquier persona del mundo, de acuerdo al ritmo de vida acelerado y el bombardeo de información, difícilmente pueda considerarse completamente “en paz”.
Lo cierto es que la cantidad de estrés que acumulamos actualmente, a veces supera nuestra capacidad de llevar la vida sin que esta se vea afectada. Pero la naturaleza nos dio el regalo de la respiración, y esto implica que a través del oxígeno que inhalamos, podemos comenzar a sanar.
Respirar significa estar vivo. Es lo que nos trae al aquí y al ahora. Si bien se puede vivir sin hablar o caminar, no sin respirar. Es una de las funciones básicas del organismo, primera fuente de energía vital, la cual permite la entrada de aire hacia los pulmones y su expulsión. En tanto, ¿qué es lo que el ejercicio de inhalar y exhalar provoca en nuestro organismo?
Este proceso es cíclico, si no se cumple correctamente, la oxigenación no es suficiente.
¿Sabías que quizá lleves mucho tiempo respirando mal? Cuando inhalamos aire, cada célula de nuestro cuerpo se oxigena, de lo contrario no puede vivir pues lo necesita ―cabe señalar que estamos conformados completamente de ellas―. Por su parte, exhalar beneficia al sistema linfático, encargado de depurar el organismo, eliminar toxinas y proteger la respuesta del sistema inmune a los agentes externos, como virus y bacterias.
Pero, entonces ¿cómo respirar correctamente? Imagina a un bebé acostadito. Infla su pancita llenándola de aire y al sacarlo la desinfla. No levanta los hombros. ¿Te recuerda a alguien? Todos nacemos con el reflejo de respirar, es algo con lo que venimos incluidos. Los bebés no se lo preguntan, solo lo hacen, es instinto.
Mientras crecemos adquirimos vicios y malas costumbres, entre ellas perdemos consciencia de nuestra respiración. Ya no inflamos la panza, inmediatamente levantamos los hombros, y de hecho, no nos llenamos de aire, pues estamos usando 30% de nuestra capacidad pulmonar. Como podrás adivinarlo, necesitamos recordar cómo respirar cual si fuéramos bebés.
Antes de comenzar con los trucos para aliviar el estrés, queremos explicarte por qué en filosofías como el yoga y meditación, la respiración es tan importante, ahí entenderás su poder para transformar vidas. Y lo mejor es que lo traes contigo, puedes hacerlo donde gustes.
Como apuntamos antes, necesitamos oxígeno para vivir. En términos cotidianos, una mala respiración puede provocar estrés, cefaleas, fatiga, ansiedad, dolores de cabeza y de espalda; tensión muscular, falta de estabilidad así como múltiples enfermedades que pueden ser consecuencia de la falta de este elemento.
En yoga, al control de la respiración como energía vital se le llama Pranayama, respiración consciente, y es la práctica central de esta disciplina milenaria que busca equilibrar cuerpo, mente y espíritu. Cuando te concentras en la respiración te haces consciente de tu existencia, de que estás aquí.
El efecto más destacable de la respiración consciente es la relajación, a su vez aporta mayor energía, mejora la digestión y el aspecto de la piel, ayuda a controlar las emociones y a rebajar el cansancio.
Descongestiona el plexo solar, destensa los músculos abdominales, aumenta la capacidad de concentración, reduce la ansiedad, también normaliza tu sueño y calidad. Debido a lo anterior vale apuntar que ello es la base de la meditación y si no comienzas así, no puedes llegar a meditar adecuadamente.
Para hacerlo, piensa que es tu momento de tranquilidad, paz y bienestar. Asegúrate de tener una postura relajada, sin importar si te encuentras parado o sentado, verifica mantener la espalda recta. Si no puedes apagar la luz o ambientar el espacio, solo visualiza un lugar agradable, que te transmita paz.
Te mostraremos cómo hacer tres diferentes tipos de respiración consciente: Profunda, de diafragma, completa y alternada o Nadi Shodhana. Recuerda que lo más importante es que te hagas consciente de tu respiración.
Profunda
La más sencilla. Básicamente su objetivo es relajar después de una situación de estrés o esfuerzo. Comienza inhalando aire por la nariz durante cuatro segundos ―procura no levantar los hombros ni ponerte en tensión― mantenlo la misma cantidad de tiempo en los pulmones llenado tu estómago de aire. Termina exhalando por la boca, cuatro segundos más. Repite el ciclo.
De diafragma completa
Tiene las grandes ventajas de aprovechar toda la capacidad pulmonar y por lo tanto, de la oxigenación, pues utiliza la torácica y diafragmática. En la primera los pulmones se expanden hacia dentro y hacia fuera, contrayendo y relajando el pecho, mientras que la segunda, estos se expanden de manera vertical y son "arrastrados" hacia abajo, inflando o contrayendo el abdomen ―la diafragmática es la respiración natural y adecuada―.
Es magnífica para controlar síntomas de ansiedad, pues cuando llega el episodio, la respiración se acelera, lo que hace que se consuma más oxígeno del necesario. De ahí a que puedas sentirte mareado, con cosquilleo en cara o manos, falta de aire y temblor.
Para comenzar, si puedes sentarte sería lo ideal. Comienza inhalando por la nariz durante cuatro segundos la mayor cantidad de aire que puedas ―ojo, hacerlo no debe ser un esfuerzo que cause molestias ni incomodidad― pero sintiendo cómo el aire infla tu panza como globo, tus costillas bajas se expandirán.
Continúa hacia el tórax y finalmente la porción superior de los pulmones. Sostén unos segundos el aire y finalmente suéltalo lenta y relajadamente por la boca, como si quisieras apagar una vela.
Conforme exhalas, tu abdomen debe ceder poco a poco. Es muy importante en esta respiración que, para comprobar si lo haces correctamente, coloques una mano en el abdomen. Cuando inhalas, esta debe ir y venir conforme llenas y vacías los pulmones.
Vuelve de esta respiración un hábito. Su práctica te servirá para tener control sobre tu cuerpo, pero a largo plazo ayudará a mejorar la salud y recuperar serenidad para el día a día.
Respiración alternada o Nadi Shodhana
La respiración purificadora. Proviene del sánscrito "nadi", que significa canal y de "sodhana", purificar. Parte de la idea de limpiar los canales energéticos del cuerpo, especialmente los que se encuentran en las fosas nasales, Ida ―lado izquierdo del cuerpo― y Pingala ―lado derecho―.
Practicarla disminuye la frecuencia cardiaca y, por lo tanto, el estrés y ansiedad.
Da la sensación de ligereza corporal, asegura la oxigenación e induce tranquilidad, concentración y claridad de pensamiento. Nos ayuda a sacar la fatiga y tensión acumulada, también contribuye a silenciar la mente para enfocarnos en nuestra respiración.
Para esta filosofía, el lado izquierdo del cuerpo humano representa la parte lunar y femenina, mientras que el derecho la solar y masculina. Así como los hemisferios cerebrales, el primero alberga las emociones, creatividad, empatía e intuición; el derecho, el análisis, la lógica y el egocentrismo.
Hombres y mujeres contamos con ambas partes en diferente medida. Lo que esta respiración busca hacer, a través de la purificación de las dos alternadamente, es balancear la energía mental, espiritual y corporal de nuestro ser.
Empieza por tapar tu fosa nasal derecha con el pulgar. Inhala por la izquierda y enseguida ciérrala para exhalar por la derecha con calma. Mantenla abierta, y a continuación, vuelve a inhalar por ella. Cúbrela para sacar el aire ahora por la izquierda. Como todas las respiraciones, es un ciclo, hazlo de tres a cinco veces seguidas y vuelve a respirar normal.
La respiración es un regalo y el poder de sanarnos a través de ella es invaluable. Nos olvidamos que nuestro cuerpo nos protege. Ayudémoslo a estar sano y aprovechemos sus maravillas. Te prometemos que esto hará que eventualmente encuentres paz y tranquilidad.
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