La ansiedad es un mecanismo de supervivencia que ha desarrollado nuestro cuerpo para mantenernos a salvo.
Cuando nuestro cuerpo detecta un entorno de peligro, empieza a generar sustancias que nos ponen en alerta.
El corazón empieza a bombear más rápido, empezamos a generar sudor, algunos músculos se tensan (ya que se preparan para poder huir), e incluso las pupilas se dilatan, para poder ver con más precisión a nuestro ´´depredador´´. Todas estas reacciones pueden ayudarnos a salvar la vida en un momento de peligro, es la adrenalina la que nos da la fuerza para poder huir, para defendernos o para pensar a mil por hora en diversas alternativas.
Pero ¿Qué pasa cuando el peligro no es real?
¿Cuándo esa ansiedad lejos de ayudarnos a resolver los problemas nos bloquea porque se vuelve permanente?.
Sé sincero y pregúntate si alguna de las siguientes situaciones las vives más de tres veces a la semana:
- Se te dificulta conciliar el sueño o despiertas cansado.
- Tienes algunas reacciones compulsivas como fumar en exceso, comer de más.
- Es difícil para ti concentrarte
- Por momentos te dan ataques de ansiedad y es posible que te suden las manos, respires de forma entrecortada, o sientas que tu corazón late rápidamente.
Pues bien, es momento de hacer algo, ya que ese exceso de energía en algún momento acabará por lastimar tu cuerpo, detonando alguna enferm
¿Qué podemos hacer de manera preventiva o incluso en medio de un ataque de ansiedad?
- Respira. Así es, la velocidad y profundidad de nuestra respiración están ligadas directamente con nuestro nivel de conciencia. Así que una forma muy rápida de centrar nuestra mente y en esa medida las reacciones del cuerpo, es logrando respirar de forma pausada y profunda.
¿Recuerdas la respiración de un bebé? pues justo así debemos inhalar, llenando toda nuestra caja torácica hasta el estómago, sintiendo como éste se expande; e inhalamos de forma contraria, sacando el aire que está en el estómago hasta el que se encuentra en nuestros pulmones. Puedes intentar inhalar en 5 segundos y exhalar en otros 5. Con la práctica puedes ir aumentando el tiempo tanto para inhalar como para exhalar. Es una práctica muy sencilla pero que de acuerdo a la sabiduría yoguica, con sólo 11 minutos puedes cambiar químicamente a tu cuerpo y equilibrar la mente. - Mantra. La palabra mantra quiere decir la proyección de la mente, es decir, utilizar la tecnología del sonido para conducir a nuestra mente al estado que deseamos. Puedes repetir el mantra por sí mismo o sumarlo a tu ejercicio de respiración y decir el mantra mentalmente. Hay un mantra muy famoso que contiene toda la fuerza del momento en que se creó el universo y es el mantra ´ÓM´´. O bien, puedes crear tu propio mantra o decreto como: ´´todo está bien´´, ´´las cosas se resuelven para mi más alto bien´´, etcétera.
- Escucha música que te conecte con emociones de tranquilidad. Música clásica, mantras de sonidos de la naturaleza, New age, entre otras, pero cuya armonía sea pausada para que te conecte con una respiración al mismo ritmo. Cómo diría nuestra mamá, nada de tamborazos y cosas estridentes que provocan la emoción contraria.
- Obsérvate. ¿Qué es lo que detona ese momento de ansiedad? ¿Es real o es una vieja creencia? Una vez que tengamos claridad sobre estas preguntas, podremos iniciar un proceso de transformación para crear nuevos comportamientos y desechar falsas creencias como el ´´no ser suficiente´´, el ´´no poder´´, etcétera.
- Evita cualquier sustancia que te genere intensidad, como el café, los chocolates, alimentos azucarados, bebidas energizantes etcétera. Desde ahora las cambiaremos por un delicioso té.
- Pon atención en tus pensamientos, la mayoría de las cosas que nos alteran ni siquiera han ocurrido, están en un posible futuro creado por nuestra mente. Así que regresemos al punto 4, OBSÉRVATE.
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