"Ningún hombre o mujer nacido, cobarde o valiente, puede eludir su destino".
Homero
¿Recuerdas La Ilíada? ¿La impresionante obra que cuenta la historia de la caída de Troya, del invencible Aquiles y el valiente Héctor?
Si algo nos ha regalado la cultura griega antigua son momentos inolvidables, hazañas épicas, disputas entre dioses e historias de amor que han marcado hasta la forma en que pensamos y nos desenvolvemos.
Todos sabemos lo que el destino le deparó a una de las ciudades con mayor esplendor de la antigüedad, como Troya. Pero, ¿te has preguntado qué sucedió después del triunfo de los griegos? Los autores no perdieron tiempo en escribir cientos de páginas de lo acontecido.
Sobre esto, todo tipo de relatos comenzaron a conocerse. Uno de ellos es el que aborda específicamente a personajes sobreviviente de la tragedia de Troya, tales como las historias que Eurípides escribió sobre Hécuba, madre de Héctor, Paris y Casandra; Andrómaca, esposa de Héctor, Helena, Orestes y Electra, hijos de Agamenón, Las Troyanas, en la cual se relata el fatídico destino de las mujeres raptadas y esclavizadas por los griegos.
La inolvidable Eneida, obra de Virgilio que nos lleva por el viaje de Eneas, una vez que huyó de Troya para encontrar la tierra que se convertiría en Roma. Y, finalmente, La Odisea, épica que, como su nombre lo dice, acompaña a Odiseo, rey de Ítaca y aliado de los vencedores, a su hogar, sin imaginarse lo que los dioses, quienes lucharon a un lado de los troyanos, harán para castigarlo por haber invadido la ciudad con deshonestidad.
La Ilíada y La Odisea fueron parte de la fuerte tradición oral antigua, atribuidas al escritor Homero. Consistían en cantos épicos dirigidos al pueblo, que duraron varios siglos hasta que se decidió recopilarlos para dejar constancia de ellos en palabra escrita.
En este caso, La Odisea consta de 24 cantos y comienza, al igual que diversos poemas épicos antiguos, “in medias res”: hacia la mitad de la historia, por lo que el lector se entera de lo sucedido mediante recuerdos o narraciones del propio Odiseo.
Así como de su esposa Penélope y su hijo Telémaco, quienes aguardan a Odiseo (o Ulises) con la esperanza de su regreso. Sin embargo, la narración en realidad comienza con la salida del héroe de Troya y aborda las dificultades y retos a los que se enfrenta en su regreso a Ítaca, periodo que le tomó 10 años, más los 10 que duró la guerra.
Así, la obra lleva al protagonista sobre un camino de pruebas, llamas, islas, brujas, ninfas, dioses, monstruos en un camino hacia la redención ―su hogar y familia― que llegará cuando logre superar una travesía que quizá disfrazada de pruebas, sea un viaje por su interior, su evolución y aprendizaje. Definitivamente un mito más cercano al ser humano, porque como tal, “Ulises busca, lucha, sufre, porque ama, sufre”.
Un camino de enseñanza, pertenencia, responsabilidad, valentía, perseverancia y madurez.
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