Un 21 de marzo de 1960, varios policías mataron a 69 personas en una protesta pacífica contra el Apartheid en Sudáfrica. Seis años después, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclama este día como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. El Apartheid fue una política de Estado que promovía la segregación racial en Sudáfrica.
En ese entonces, las personas negras no podían votar, tener negocios, ejercer cargos públicos ni ocupar los mismos espacios que las personas blancas. Las consecuencias que tuvo esta política de segregación y la desobediencia civil como respuesta a estas injusticias generaron un impacto a nivel internacional a tal grado que hoy en día existe el deber de visibilizar el racismo y la discriminación en todas sus formas.
Para entender cómo opera la discriminación racial o el racismo, es importante tener claro qué es la raza. De acuerdo con distintas autoras, la raza no es más que una idea o una creencia de que las personas se dividen por grupos de acuerdo con características físicas que tienen que ver con el cuerpo, rasgos de personalidad y la capacidad de organización o “civilización”.
Entonces, hoy sabemos que la “raza biológica” no existe, pero por otro lado, la raza como construcción social, sí existe y es la que ha generado una serie de prácticas conocidas como racismo, que sustentan una jerarquía donde los grupos de personas blancas son los más privilegiados.
Durante muchos siglos, grupos de personas blancas esclavizaron a personas negras e indígenas en continentes como África y América. Durante esta época se creía en la existencia de una raza superior y, por lo tanto, los que no entraban en ese grupo eran considerados como inferiores y salvajes.
Incluso no existía ninguna distinción entre hombres y mujeres en el sentido que las mujeres eran esclavizadas para hacer trabajos infrahumanos igual que los hombres. Es decir, las mujeres racializadas ni siquiera entraban en la categoría de “mujer” y por lo tanto recibían el mismo trato inhumano y castigos degradantes que los hombres.
Con el tiempo la esclavitud se fue aboliendo, sin embargo, el racismo sigue presente en las sociedades actuales. En este sentido es importante resaltar un par de cosas: primero, que, al hablar de discriminación racial, también se deben tomar en cuenta otras categorías que se van sumando como el género, la edad, la religión, clase social, educación, entre otros; segundo, que el racismo se manifiesta de distintas maneras en cada sociedad.
No es lo mismo el racismo que se vive en Estados Unidos, por ejemplo, donde las diferencias entre grupos son muy marcadas, a diferencia de México, donde existe una mezcla que viene del mestizaje en la época colonial. Como cada cultura es distinta, el racismo adquiere diferentes formas en todos los lugares.
En cuanto a las mujeres racializadas, en muchas ocasiones se ven obligadas a combinar la presión de ser lo más bella y femenina posible cuando justo lo negro, lo oscuro, lo moreno es considerado como feo.
Un ejemplo son todos estos productos de belleza para aclarar la piel, cremas, maquillaje que es utilizado para aclarar el tono aunque sea un poco. No obstante, en el otro extremo también se llega a fetichizar a las mujeres negras, vistas como seres exóticos y con una carga sexual que las coloca, de nuevo, como objetos.
Una manera de acabar con el racismo hacia las mujeres es darnos cuenta de cómo llegamos a caer en estas dinámicas. Muchas de las veces a las mujeres racializadas les cuesta el doble o el triple tener las mismas oportunidades que una mujer no racializada.
En temas como representación siempre hace falta el punto de vista de personas racializadas, por lo que es importante otorgar espacios para que de esta manera todas tengamos la oportunidad de reflexionar sobre nuestra libertad.
Contacta a la Unidad de Género sobre este y otros temas a:
unidaddegenero@gruposalinas.com.mx
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